jueves, marzo 22, 2012

La huelga inexcusable


Hace no mucho describí la movilización a la que estamos abocados como una “huelga inútil”, lo cierto es que lo sigo pensando, me parece que la decisión de la reforma laboral se tomó teniendo en cuenta que se iba a convocar una huelga, y que por lo tanto el Gobierno no cambiará de rumbo por un día de protestas.
A pesar de ello quiero dejar algo bien claro: es imprescindible que todos participemos en la huelga general convocada para el 29 de marzo.



Mi argumentación en el artículo antes mencionado, reclamaba unas movilizaciones más agresivas, llegando incluso a la huelga indefinida hasta que paremos el sinsentido en el que estamos inmersos. Pero es evidente que una cosa no quita la otra: el que crea que para parar esto necesito un cañón, no me impide el utilizar una pistola si es lo único que tengo a mano.

Quiero aclarar este punto, porque he oído ya a muchos que están empleando el argumento para no secundar la huelga: “para qué si no va a servir de nada”, “yo si no es algo en serio no participo”, y otros similares. Desengañaos, los que así hablan, asegurando que solo se movilizarían en caso de acciones más agresivas, serán los primeros que os dejen en la estacada.
Pensadlo fríamente, ¿alguien que no secunda una huelga de un día, va a echarse a la calle en una huelga indefinida?, da risa solo pensarlo, los que así argumentan solo piensan en eludir su deber solidario y salir del paso, pero encima dando la imagen de ser los más revolucionarios del lugar, para vomitar. Si estás verdaderamente decidido al sacrificio que supondría una movilización radical, demuestramelo participando en la huelga del 29, y si no, no me vengas con disculpas.

Es muy significativo el que toda la prensa haya secundado al Gobierno en las descalificaciones de la huelga general: todos los diarios nacionales sin excepción la consideran “temprana”, un “error”, un “desprestigio” y demás zarandajas. Quieren que nos estemos quietos mientras nos pisotean. Pues bien, aunque solo sea por un día demosles lo suyo, que se enteren de que no nos vamos a quedar quietecitos como los corderos camino del matadero.

Como he dicho, no preveo que la movilización tenga éxito a la hora de conseguir que el Gobierno rectifique, pero sí puede tener éxito en otros dos aspectos:

El primero, devolvernos la dignidad, el que lucha en vez de esperar resignado se arma de moral, y ve a los que comparten las fatigas con él como compañeros, y creedme que hace mucha falta que recuperemos nuestra conciencia de clase, la hemos perdido y de eso se aprovechan, movilizaciones como estas pueden servir para volver a unirnos.

El segundo punto por el que es especialmente importante que la movilización sea un éxito, es porque se trata de la herramienta más contundente que se plantea la lucha sindical “moderna”. Si participa poca gente, achacarán a eso el que el Gobierno no rectifique, pero si la participación es masiva, no les quedará más remedio que empezar a pensar en medidas más radicales; medidas que podrían empezar a surgir incluso desde la base, porque no hay cosa que más cabree a la gente que el sentirse ninguneados por el poder, recuerden como ejemplo las manifestaciones contra la segunda guerra de Irak.

Ya sé que para muchos de vosotros es difícil tomar la decisión de ir a la huelga, sé que tenéis miedo, porque además vuestros jefes ya están presionando y coaccionando para que no la secundéis (acordaros de esto la próxima vez que el jefe quiera hacerse el “colega” con vosotros). No hay una fórmula mágica para este trance, solo valentía personal.
Los obreros del siglo XIX pelearon por conseguir lo que ahora tenemos, dieron, literalmente, su sangre, pues en aquella época era el ejército el encargado de “disolver” a los huelguistas, frecuentemente con fuego real.
A pesar de ello, y del riesgo para sus vidas, salieron masivamente a pelear por lo que legítimamente les pertenecía, y lo ganaron, a base de valor y sacrificio.
Antes de decidir no secundar la huelga del 29, permitiendo que arranquen parte de tus derechos laborales, piensa en los que perdieron su vida luchando por conseguirlos, piensa si se merecen esa traición, el que ahora por cobardía su muerte no haya servido para nada.

Disfruten de lo votado

Raúl Martín Fernández

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