No se ven por ningún sitio esas
medidas para “salir de la crisis” basadas en el “sentido común”
que nos prometió nuestro flamante presidente al acceder al cargo.
Porque si el último anuncio del
ministro de Economía, Luis de Guindos, es una muestra de sentido
común, debe de ser que el resto de los mortales nos hemos vuelto
todos locos: ¿no han sentido un escalofrío al oír al ministro
anunciar que la inversión pública se reducirá en un 40% en 2012?.
Yo desde luego sí, y lo cierto es que
no sé mucho de economía (vale, venga, lo confieso: en realidad no
sé nada), pero mi ignorancia hace el asunto todavía más grave, ya
que si es algo tan evidente como para que yo lo entienda, es que las
cosas están mal, pero que muy mal.
El sistema económico está paralizado:
los bancos no inyectan capital, lo que hace que las empresas no
invierten ni contraten. Por su parte los ciudadanos tienen miedo, ya
que o bien se han quedado en paro, o bien temen por su trabajo, por
lo que tampoco gastan.
Con el consumo en caída libre, las
empresas están al borde del abismo, ya que no obtienen beneficios, y
el propio Estado tiene serios problemas, ya que si no hay actividad
económica, cae la recaudación de impuestos.
Esa diferencia entre gastos (los mismos
o incluso mayores en situación de crisis) e ingresos (que son
menores por la misma razón), es lo que desequilibra las cuentas
públicas y produce el famoso “déficit” que tanto preocupa a
Bruselas. Es curioso que el déficit produzca tanta preocupación, ya
que, si se han percatado en este brevísimo resumen, el déficit es
una consecuencia de la crisis, y no su causante.
Ahora imaginen, que, en este estado
económico, uno de los agentes que inyectan mayor cantidad de dinero
en el sistema, el Estado, de golpe corta sus inversiones a la mitad
de lo que venía realizando... todo para “rebajar el déficit”
por supuesto: si gasto mucho, simplemente dejo de gastarlo. Y yo que
pensaba que al señor de Guindos le pagábamos para hacer sesudos
análisis y establecer complicadas estrategias económicas, y resulta
que no, que se limita a cortar el grifo de la inversión, y se queda
tan ancho el elemento.
Me lo imagino en su despacho, gozoso
por la gran idea que ha tenido: “joder, pero qué bueno soy, ¡dejo
de gastar y arreglo el déficit en un plis plas!, y que a estos
idiotas de socialistas no se les haya ocurrido”.
El déficit se produce cuando hay una
diferencia entre lo que se ingresa y lo que se gasta; por lo tanto,
cortando la inversión se gasta menos y se reequilibran las cuentas,
eso está claro, pero... ¿qué pasa con la otra parte de la
ecuación, los ingresos? (ay, ay, ay, señor ministro, que la
operación tenía dos partes y se ha olvidado usted de una, vaya
despiste que tiene encima).
Respondan ustedes mismos, cuando el
dinero que inyecta el Estado en la Economía a través de la obra
pública o de los contratos de servicios se corte de golpe en un 40%
¿qué creen que pasará con multitud de empresas?, y cuando esa
multitud de empresas y de nuevos trabajadores en paro dejen de
aportar ingresos al Estado vía impuestos, ¿qué pasará con las
cuentas públicas?, pues que lo que hemos equilibrado a base de
recortar el gasto, lo volveremos a perder por la bajada de ingresos.
Conclusión: estaremos con el mismo déficit, pero con mucho más
paro y menor actividad económica.
La estrategia de de Guindos se parece
mucho a pegarse un tiro en el pie para aligerar el peso de la
escopeta.
Disfruten de lo votado
Raúl Martín Fernández
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