domingo, febrero 19, 2012

Críticos en el PSOE. "Una guerra perdida"

¿Un viento freso? Los movimientos críticos dentro de la izquierda socialista quieren hacer entender que existe un amplio sector de militantes descontentos con la actitud fascistoide de las altas esferas del partido, que han jerarquizado los órganos de representación hasta convertirlos en una especia de “Cosa Nostra”, una familia cerrada y auto abalada por el conformismo de unos pocos e influyentes personajes.

En parte estoy de acuerdo. Pero solo en parte. En concreto en la afirmación de que las altas esferas se comportan como fascistas. Sin embargo quiero hacerles notar a esta nueva corriente socialista que ante una situación como esa, donde la mediocridad del servilismo ha sustituido a la cualificación y el compromiso, quizá la solución no sea revelarse, sino marcharse con viento.

¿Y por qué soy tan drástico? Pues bien, aquí es donde entra la parte donde discrepo al respecto de la raíz del problema y que me hace tener una actitud mucho menos dialogante con la estructura del partido.

Quizá la nueva corriente crítica socialista no ha caído en la cuenta de que en el PSOE no solo han degenerado los Barones y los órganos internos de poder, sino también, y esto es lo realmente importante, la inmensa mayoría de las “Bases”.

Piensen que por mucho poder que quieran ostentar los más viejos y asentados personajes del socialismo, la última palabra siempre, y digo siempre, la tiene la militancia, los que pagan las cuotas, los que apoyan al partido en cada acto, los que ayudan con el marketin de campaña...Esos hombres y mujeres que sirven de lanzadera de los discursos de los Grandes, que actúan como mecha y como pólvora del socialismo, y que al llegar las elecciones votan.



Me explico: En los albores del último congreso socialista hemos leído en las redes sociales, foros y blogs el eslogan de esta corriente crítica, que venía a decir “para que las bases voten”, “un militante un voto”. Evidentemente no les falta razón, ya que en los últimos años hemos asistido a una desintegración de los principios democráticos y del orden legal al que debería estar sujeto el funcionamiento y el organigrama de un partido político de izquierdas. Se ha llegado a un punto crítico donde una pequeña parte de la militancia es la que decide por el resto hasta en el más ínfimo de los detalles. Tampoco debemos dejarnos en el tintero que esa ínfima minoría de militantes, además de lo dicho, está condicionada en su voto por la dependencia laboral que representa el enorme porcentaje de puestos concedidos por el aparato del partido. En pocas palabras; el destino y la filosofía del socialismos español la deciden un grupo de personas que nada tiene que ver con el interés general, sino con sus particulares circunstancias.

Vayamos al grano: Independientemente de lo dicho, las bases que conforman las agrupaciones locales son las que parapetan, unas veces con su apoyo incondicional, y otras veces con su condescendencia y conformismo, a estos pequeños grupúsculos de poder. No hay agrupación local que pueda considerarse inocente, por que a pesar de ser muy cierto que la democracia interna ha desaparecido, siempre queda la rebelión individual, ya sea con la renuncia a pertenecer a un partido incompatible con tus propias ideas o a la denuncia en los órganos judiciales correspondientes al respecto de la violación constante de las normas redactadas y aprobadas en la “Ley de Partidos Políticos”, y que en teoría todos deberían cumplir.

Pero seamos serios. El partido socialista tiene 200.000 militantes. Y si no fuera por que la inmensa mayoría de ellos se sienten cómodos con esta situación, las cosas habrían cambiado hace tiempo.

La corriente crítica debería empezar a tomar consciencia que lamentablemente ellos son una minoría, y que quizá al resto no le importe tanto vivir una militancia servil y sujeta al totalitarismo y el fascismo de una pequeña Casta. ¿Cómo entienden sino que no haya habido una rebelión masiva?

Duele pensar en lo que voy a decir. Pero no a todo el mundo le gusta vivir en libertad. Los dictadores del planeta han tenido sus adeptos y sus ejércitos que adoraban esa sensación de seguridad que les proporcionaba el no tener que tomar decisiones vitales ni que pensar al respecto del mundo que les rodeaba y de los avatares del mismo. Para eso estaba el Gran Dictador, la cabeza pensante, el pastor del rebaño, el que decidía por ti y te cuidaba como un padre al hijo indefenso. Esto es una realidad, que aunque penosa, la podemos ver en cada retazo de nuestra historia reciente. Las masas no siempre quieren ser libres. Hay momentos, hay lugares, hay circunstancias en las que la imbecilidad humana alcanza una cota máxima autodestruyendo el maravilloso regalo del libre albedrío con el vasallaje voluntario a terceros.

Franco, Hitler, Stalin y cuantos otros han tenido sus años de gloria gracias a que una inmensa masa de personas los parapetaban con su incondicional adulación.

Las bases socialistas están viviendo un momento similar. Dentro de sus filas ha estallado la rebelión, como también sucedió en todos los países subyugados por las dictaduras. Pero en una escala tan ínfima que la hace ridícula. Los fascistas tienen  ganada la batalla, por que amigos míos, en realidad el grueso de la militancia socialista prefiere no pensar, prefiere dejarse guiar por esos a los que considera superiores.

Acepten que hay un ejército de imberbes, de lerdos y descerebrados que defenderán hasta donde haga falta las estructuras de poder hábilmente generadas por las pocas familias que controlan el socialismo. Rodearse de personas intelectualmente inferiores y fáciles de comprar era la mejor estrategia. Y lo han conseguido.



Personalmente renuncié hace ya largo tiempo a la lucha que ustedes, el sector crítico, han emprendido hoy. Tomando como referencia lo dicho anteriormente considero inútil el desgaste físico y mental que conlleva intentar regenerar un partido que es como es gracias a sus “militantes de base”, y no ha los grandes Barones.

Piensen que matar a un General, por muy poderoso que sea, es difícil solo por el número de personas que lo defienden. No hay ninguna característica divida en su “ser”. Sangra como los demás y sus huesos se quiebran igual que los de cualquier otro humano. Su inmenso poder y fuerza se lo proporcionan exclusivamente los lacayos que lo rodean. Por lo tanto no se engañen más y reconozcan que son ustedes, los del sector crítico, los que sobran en el PSOE. ¡Lamentablemente ya no hay socialismo tras esas siglas!

Por EgoBlack

4 comentarios:

Pues yo creo que las "bases rebeldes" del PSOE sí tienen fuerza suficiente para conseguir ese cambio desde dentro. El tiempo verá quién tiene razón...

Bueno, acabo de llegar y ahora no puedo valorar todo esto. Sólo dejo constancia de que os he visitado.
Ya diré algo más (o todo lo que me apetezca)je, je

A ver si funciona: he estado aquí. Volveré.

Comparto plenamente el criterio de Egoblack. No hay nada que hacer dentro del PSOE, lo mejor es salir de dicho entramado. Yo así lo he hecho.

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