En nuestra sociedad, saturada de
cámaras fotográficas y de vídeo, resulta casi imposible
esconderse, por mucho que parezca molestar a nuestros insignes
Policías.
Gracias a la proliferación de los
dispositivos de grabación móviles, todos hemos sido testigos,
mudos, impotentes y rabiosos, de la vergonzosa actuación policial en
Valencia, y ese hecho, incuestionable, parecía poner de los nervios
a algunos de los señores de la porra.
Hay multitud de vídeos circulando por
Internet, tienen para elegir, en casi todos ellos verán una escena
como la que les describo: la Policía carga contra los peligrosos
estudiantes, pasa al lado de un fotógrafo (o cámara), de repente se
frenan, dan la vuelta y la emprenden a golpes con el periodista
(profesional o aficionado, de los dos casos hay).
Curiosamente, la escena solo se da si
el periodista/ciudadano está aislado, en el momento en que son
varios los fotógrafos, la Policía no les agrede, e incluso deja de
perseguir a los peligrosos estudiantes y retrocede por donde ha
venido.
Es tal la estulticia de estos supuestos
garantes del orden, que no se dan cuenta de que, hoy en día, casi
todos los ciudadanos llevamos encima una videocámara, y que mientras
ellos apalean al fotógrafo de turno, multitud de cámaras les están
grabando.
Está claro que no tienen las
conciencias tranquilas, es también significativa la reacción cuando
algún viandante les recriminaba su actitud, ¿adivinan cual?,
exacto, porrazo al canto.
Por lo tanto, dado que tanto miedo le
tienen a la exposición pública, solo puedo animar a mis
conciudadanos a que, ante la próxima carga policial, todos nos
pongamos a grabar, que allá dónde miren los policías, no vean más
que objetivos vigilándoles. Increparán y agredirán si son unos
pocos, pero si es la mayoría la que adopta esa actitud, se retirarán
con el rabo entre las piernas, pues como ya hemos visto, son unos
cobardes en cuanto se sienten vigilados.
Los ánimos están calientes, pero no
tenemos que caer en la provocación, no hay que entrar en el juego
violento. Adoptemos técnicas de resistencia pasiva como la que
describo, ya que no tenemos nada que ganar peleando contra unas
Fuerzas de Seguridad profesionales y especialmente entrenadas para
estas circunstancias.
No es inteligente luchar contra el
adversario allí donde es más fuerte, y la Policía es más fuerte
que los ciudadanos en una pelea violenta, así que llevemosles a
nuestro terreno.
Raúl Martín Fernández
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