Por EgoBlack
Resumiendo; hace unos días hice un breve análisis de la situación del sector crítico socialista, que pretende un cambio dentro de un Partido ocupado por hordas de mediocres que defienden a capa y a espada la actual estructuración del poder. En definitiva venía a decir que los Grandes Barones del PSOE no son realmente el problema, ni los culpables finales del totalitarismo interno y de la metodología fascista que utilizan para perpetuar su dominio sobre la militancia, sino que es la propia militancia con una actitud condescendiente la que permite y, en cierto modo, disfruta su vasallaje. En concreto hice una comparativa entre las masas aborregadas que a lo largo de nuestra historia dieron poder a los dictadores más abyectos, con el grueso de la militancia socialista, que parece haber entrado en una espiral de alienación ideológica, donde pensar es incómodo y poco recomendable.
Para los que no hayan leído el
texto pueden seguir este enlace: CRÍTICOS
EN EL PSOE. “UNA GUERRA PERDIDA”
Para los que estén al día hoy
quiero ir un poco más allá. Vamos a analizar la situación desde un punto de
vista hipotético donde el sector crítico, al contrario de lo dicho hasta ahora,
llegara a tener éxito, a conseguir un cambio político dentro de las estructuras
internas del partido y a despertar la moralidad de la gente de izquierdas que
aun queda relegada entre los bastidores del PSOE.
Pongámonos pues en esa
situación e imaginemos que la revolución interna alcanza su culmen con una
insurrección de la mayoría de la militancia, que realmente vivieron su
actividad política bajo la opresión y la anulación ideológica. Si tanto tiempo
permanecieron callados fue por que necesitaban de terceras personas más
carismáticos que saltaran al ruedo y destronaran de una vez por todas a los
fascistas que han pervertido la esencia del partido.
Pues bien; la máquina del tiempo
nos traslada al año 2018: Tras una larga pelea el Sector Crítico ha vencido. Ahora
tenemos una nueva ejecutiva elegida democráticamente, con un congreso Federal
que ha respetado las reglas redactadas en la Ley de Partidos, que tras ser
convenientemente adaptadas a la era tecnológica, otorga una representatividad individual de
voto a todos los miembros de las corporaciones locales del país, y tan solo con
una conexión de internet desde el salón de su casa.
El PSOE puede presumir de dar
ejemplo al resto, de iniciar el gran cambio que necesitan nuestros partidos
políticos y exigir que la democracia germine desde la misma base de las
corporaciones, tratando a todos sus miembros como iguales y utilizando para
conseguirlo el potencial de las telecomunicaciones.
Hasta ahí todo un sueño de lo
más romántico. Pero sigamos con nuestra fantasía:
Llegados a este punto, los
flamantes dirigentes del partido se ponen a trabajar dentro del nuevo panorama,
donde las filosofías de izquierdas deben primar sobre cualquier otro interés.
En definitiva podríamos decir que a partir de ahora el socialismo se retrotrae
a los tiempos en los que el servicio al Pueblo era incondicional, si es que
acaso hubo algún tiempo así.
Pero desgraciadamente la
cúpula socialista no tarda en darse cuenta de una frustrante realidad. El PSOE,
como el resto de partidos, son entidades privadas, asociaciones de personas que
proponen listas de afiliados como candidatos a los puestos políticos de las
distintas administraciones del Estado, ya sean locales, regionales o
nacionales. Estas entidades privadas han ido creciendo en poder e influencia
conforme los ciudadanos les otorgábamos nuestra confianza para dirigir el País.
Pero mientras tanto, la necesidad de financiación para operaciones de marketing
y para el mantenimiento del aparato político interno, se han ido solventando
con una enorme e impagable cantidad de créditos, concedidos por otras entidades
privadas, que no son otras que las que conforman la Gran Banca o las Grandes
Multinacionales. En definitiva, la nueva directiva socialista, empeñada en
cambiar el rumbo del partido, se encuentra con que toda su estructura está
expuesta a la posibilidad del embargo. El PSOE, como el 90% de los partidos
políticos, mantiene una deuda inmensa. Una deuda a la que es imposible hacer
frente con la cuota de los socios, cosa que ya sabían las entidades de crédito
antes de conceder los préstamos. Entonces ¿por qué los concedieron, si sabían
que los partidos políticos serían incapaces de abonar la totalidad del capital
prestado, cuanto menos los intereses? Y esa es la cuestión.
La respuesta, como ya pueden
intuir, es sencilla, aunque maquiavélica: Los Bancos en ningún momento pensaban
cobrar el dinero prestado. Preferían que el Partido adquiriese una deuda
privada con ellos, cuanto más grande mejor. Y naturalmente, una vez que el
Partido consiguiera que su lista de afiliados se posicionara en el poder, el
Banco solo tendría que recurrir a un sencillo chantaje: Favores personales a cambio
de condonaciones de préstamo. Dicho de otro modo; los partidos políticos se
endeudan para pagar sus multimillonarias campañas electorales y sus estructuras
internas, para una vez alcanzado el poder devolver su deuda privada con el dinero
del contribuyente, que es público y siempre debe ser invertido en beneficio de
la sociedad. Huelga advertir y explicar con más detalle ante el delito que nos
encontramos.
Cada duro que la Casta
política invierte, o cada ley que se firma en beneficio de grupos de presión,
ya sea la Gran Banca o las grandes Multinacionales, es dinero robado al pueblo
con la mentira de unas campañas electorales elaboradas en un perfecto discurso
demagógico, dirigido a mantener el poder por encima de los intereses generales.
Por consiguiente podemos asegurar que
los Partidos Políticos han caído en una perversa espiral de estafa y traición a
España y los españoles.
Ahora la nueva directiva
socialista, muy roja y todo eso, se encuentra con un partido vendido al Capital,
incapaz de afrontar sus deudas sin tirar del dinero del contribuyente y por lo
tanto controlado en la sombra por los directivos, ejecutivos y accionistas de
las Grandes corporaciones de Crédito.
La fantasía empieza a hacerse
añicos… Finalmente el sector crítico socialista despierta a la realidad de que
si de veras quieren hacer una política de izquierdas, en primer lugar deben
deshacerse de sus viejas ataduras y compromisos con las fuerzas fascistas que
controlan el Mercado. Pero evidentemente eso no puede hacerse bajo una
estructura de un Partido Político y unas siglas que pueden embargarse solo con
chasquear los dedos.
Estoy hablando en concreto del
PSOE. Pero esta lamentable situación es extensible al resto. El control que
ejercen las Entidades de Crédito sobre estos mentirosos patológicos llamados
políticos es casi absoluto, de tal forma que cuando alcanzan la poltrona no
dudan en caer en el delito capital de la alta traición a la patria,
desvalijando las arcas públicas y legislando con una evidente y malintencionada
propensión al exceso Capitalista. Y todo con tal de seguir obteniendo los
favores de la Gran Banca.
Este solo es uno de los
motivos por los que creo que el sector crítico socialista debería dejarse de
intentar cambiar la personalidad de unas siglas que ya se han corrompido hasta
el punto de no retorno, cuando solo la muerte es la solución.
Pongamos el ejemplo de la
Mafia: Las bandas criminales son lo que son gracias a la personalidad de sus
miembros. Actúan como criminales por que son criminales. Y nunca van a dejar de
hacerlo, pues dejarían de llamarse mafiosos. Igual pasa con la inmensa mayoría
de los Partidos Políticos, que son una Casta de traidores y cobardes avariciosos. que jamás dejarán de serlos y arrastrarán consigo hasta la perdición a las siglas que hoy representan.
De no ser por los tiempos en los que vivimos, lo natural habría sido
acercarse a ellos en mitad de la plaza pública para abofetearlos con un guante
y exigirles una satisfacción: “Elige día, lugar y arma”.
La Frase: El político se convierte en estadista
cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas
elecciones.
Winston
Churchill (1874-1965) Político británico.
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1 comentarios:
Me parece una postura paranoica, la verdad. Según lo que dices, aunque los críticos dentro del PSOE se marcharan y formaran un nuevo partido, al final, acabarían también corrompiéndose y vendiéndose. Para ti los partidos políticos no sirven para nada, pero ahora mismo son la única manera de participar en el sistema democrático. Mira el movimiento 15M, opinaban como tú y no quisieron identificarse con ningún partido político ni formar uno nuevo. Y al final no consiguieron nada.
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